En la pequeña calle Conde Cifuentes, en el número 31, podemos encontrar este bar de
tapas, que sale de lo típico centrándose en un buen
servicio, producto y a un precio muy competitivo. De reciente apertura, y dando
lo máximo desde ese día, divide su servicio en 3 lugares: la barra con
taburetes, mesas bajas y una pequeña terraza cerrada, para enfocarse a ese
público fumador que añora aquellas comidas rodeadas de humo.
Su iluminada entrada nos invita a pasar y los grandes carteles
de las paredes informan de su extensa carta de tapas y raciones, amén de su variedad de
caldos para que el público exigente. Con cierto ambiente tabernesco, pedimos la
primera ronda:
- Patatas a lo pobre: vienen servidas con unos
pimientos y una salsita de tomate que hace un plato muy bueno para abrir el
apetito para nuevas experiencias gastronómicas.
- Croquetas caseras de jamón: la carta nos tentó y pedismos dos croquetas como las
de casa, las de toda la vida y que algunos seguimos buscando para deleitarnos
con buenos recuerdos. Venían acompañadas con un poquito de ensalada
aliñada.
- Ración de champiñones rellenos: una ración
sencilla pero que lleva su elaboración y su toque final de gratinado y
presentación en salsa. Muy buenos estos champiñones, servido a temperatura perfecta
y al punto de cocinado.
- Tortelinis de queso: fué la tapa de la segunda bebida y nos dejó con
mal sabor. Parecían más unos tortelinis Hacendado de 2 minutos que unos buenos
tortelinis caseros como nos podemos encontrar en la Bella Kurva.
El servicio fue muy acertado en todo momento, muy atentos a
aconsejarnos y muy correctos en el trato. Al haber poca clientela por ser un día entre semana, nos dejaron
elegir entre las diferentes tapas y nos dieron la
posibilidad para tomar raciones enteras o medias.
La recomendación que
hacemos es si se queréis probar más platos de la carta es preferible pedir por
unidades o medias raciones.
Esta vez no elegimos ninguno de sus vinos y nos quedamos con
ese asunto pendiente para la siguiente, con ello queremos decir que se gana el
nombre de sacacorchos, herramienta que utilizaran gran parte de la jornada, ya
que la clientela es lo que más demandaba.
Como último trato, al pedir la cuenta nos obsequiaron con
unos heladitos para terminar de la manera más dulce.
Calidad-comida: 3 alhambra
Calidad-Precio: 4 alhambra